miércoles, 30 de octubre de 2013

Taller de ciencias



Lo bueno de tener 8 años es que podemos ir al taller de ciencias de los peques y también al de los mayores, así que hemos tenido dos talleres muy seguidos, uno con cada grupo.


Casualmente uno de los experimentos se repitió en ambos talleres, aunque en el de los mayores se ha profundizado un poco  más en el tema (el de la maicena con agua). Pero creo que lo más divertido ha sido hacer pruebas para comprobar las densidades de distintos líquidos y ver que el resultado final es prácticamente una obra de arte.

Experimentando con densidades

¿Es líquido? ¿Es sólido? ¿¿Qué es??

Pequeñas obras de arte

Que no falte un poco de teoría para terminar de comprender lo que hemos hecho y visto.






miércoles, 9 de octubre de 2013

Aprender y enseñar historia


Después de nuestra excursión talayótica pedí ayuda en Facebook para encontrar recursos interesantes para aprender historia; principalmente documentales y libros sobre la Prehistoria adecuados para niños de 8 años porque no siempre puede uno aprender sobre el terreno.

Hubo muchas respuestas y quiero dejarlas aquí recopiladas. Casualmente, además, esa misma semana se publicaron dos artículos sobre el tema: La historia nuestra de cada día, en Tarkus Kids y Historia con películas en ORCA-ALCE.

Aquí va el listado con las recomendaciones:

Serie-documental: 


Documentales:



Películas: 

En busca del fuego

Libros: 

Cromanyó (cuento) En el blog Fent i desfent
La infancia en la historia (escrito e ilustrado por dos adolescentes educados en casa)



*Aquí está el post de Facebook, por si queréis hacer más aportaciones

miércoles, 2 de octubre de 2013

Travelschooling: Menorca talayótica


Creo que no hay mejor forma de aprender historia que estudiándola sobre el terreno siempre que sea posible.

Ahora que estamos en Menorca hemos aprovechado para visitar algunos asentamientos talayóticos. Primero fuimos al Poblado de Son Catlar, en la zona de poniente. Hoy en día es realmente fácil llegar porque está muy bien indicado. El poblado forma parte del Patrimonio Histórico de España y fue declarado Bien de Interés Cultural en el año 1931 y es uno de los más grandes que existen, con casi 4 hectáreas de superficie. En esta web puede realizarse una visita virtual al poblado: http://www.arqueoguia.com/soncatlar/

Entrada por las típicas barreras menorquinas de acebuche
(éstas no son prehistóricas, obviamente)

Hay un hipogeo (sala artificial de enterramiento); tres talayots (torres de vigilancia); el resto de una taula (monumento probablemente ceremonial cuya fecha de creación y cuya función realmente se desconocen); y la muralla de piedra.

Una de las puertas de la muralla

Talayot semi derruido

Los niños tenían muchas ganas de ver una taula en buen estado, así que fuimos a Torretrencada, otro poblado prehistórico de la misma zona que estuvo habitado hasta el final de la época romana. 


La taula que hay ahí no es la más grande, pero al menos sigue en pie y entera después de más de 3000 años.



La sala hipóstila (despensa) estaba inundada,
probablemente por la falta de mantenimiento.


En ambos lugares la entrada es gratuita y hay carteles informativos.
























Estas visitas han despertado en Damián un gran interés por la prehistoria y, muy especialmente, por las distintas edades en las que se divide. Pregunté en Facebook por libros y documentales adecuados para niños sobre el tema, así que en un próximo post recopilaré los que me han recomendado.



viernes, 27 de septiembre de 2013

El luto hacia delante



Creo que fue en el blog de Moli donde leí por primera vez sobre el concepto del luto hacia delante.

Yo tengo de eso. La añoranza por las cosas que nunca viviremos juntos, por lo que nunca compartiremos, por lo que nunca podré contarle.

Hoy mi padre cumpliría 63 años y hace ya 8 que nos dejó. Se perdió casi todas las primeras veces de Damián. Se perdió mi jura de la Constitución. Se perdió tantas cosas que ya ni siquiera soy la persona que él conoció. Nunca sabremos qué habría sido de nosotros si hubiera seguido aquí. Probablemente, nada bueno. Él tenía que irse y yo estaba en pleno puerperio. Imaginad la revolución.

Hoy brindo por todo lo que pudo haber sido y no fue. Por todo lo que me ha obligado a aprender. Porque el luto hacia delante es una putada, pero te hace crecer y te hace más fuerte.


miércoles, 25 de septiembre de 2013

Primeras veces



Damián ya tiene altura suficiente para ir de copiloto en el coche. Eso también significa que por fin puede controlar la radio :-)



jueves, 12 de septiembre de 2013

Boletín informativo



Después de probar diferentes sistemas para manejar el caos en que se ha convertido mi email, hoy he estrenado mi nuevo boletín informativo para que se suscriban todos los que estén interesados en recibir las novedades sobre mis conferencias, cursos y publicaciones sobre homeschooling.

La suscripción es gratuita y el envío no tiene periodicidad establecida, pues va a depender del volumen de actividades en que participe en cada momento.

Os podéis dar de alta enviando un email en blanco a lauramascaro@getresponse.com o rellenando este formulario:


martes, 3 de septiembre de 2013

Diario de viajes




Hace algunos años conocí a una pareja que todos los años hacía uno o dos viajes con su hija. Desde bien pequeña la obligaban a llevar un diario de viajes. Al principio con dibujos y fotografías; cuando aprendió, también con el relato de todo lo que hacían y veían. Copiaba el mapa del lugar visitado y escribía cada paso que daban. Los padres decían que era un buen ejercicio para la niña y que, además, era una forma de ayudarle a recordar los viajes, pues al ser tan pequeña, lo más probable es que no recordara nada y entonces, decían, era como haber tirado el dinero y el tiempo.

Pienso que su planteamiento era erróneo. Cuando yo los conocí, la niña tenía 10 o 12 años y estaba amargada. Hacía los diarios por obligación y ni siquiera disfrutaba del viaje. Además sus padres insistían en las visitas culturales y poco les importaba lo que la niña quisiera hacer. 

Ahora que yo también viajo con mi hijo, he decidido hacer todo lo contrario. No me importa perderme alguna visita cultural para que el niño se lo pase bien. De hecho, jugar en un parque con los niños del lugar me parece mucho más provechoso que visitar un monumento que dentro de cien años seguirá ahí.

El diario de viajes, que sí me parece una buena idea, lo hice yo. Espero que para Damián sea un bonito recuerdo del viaje, en vez del recuerdo de una tarea aburrida a la que le hubieran obligado.

Compré una libreta bonita para la ocasión, con el mapa del mundo en la portada y la contraportada. Durante todo el viaje fui pegando los billetes de avión, las entradas a los lugares visitados, folletos informativos, etc. Escribí las cosas que hacíamos y la gente a la que conocimos. Ahora sólo me falta imprimir algunas fotos y añadirlas. Fue muy interesante ver como el cuaderno iba cogiendo volumen a medida que pasaban los días. Las semanas.

Algún día tal vez Damián querrá hacer su propio diario de viaje pero, hasta entonces, que disfrute de la experiencia y deje que otros se ocupen de registrarla.






jueves, 22 de agosto de 2013

Enséñame, pero bonito



"Enséñame, pero bonito" es el título de un precioso documental en el que participo y que se financia por crowdfunding (financiación colectiva). Si creéis que este proyecto merece la pena y queréis colaborar, pinchad este enlace y compartid la información.

Aquí tenéis el trailer, para ir abriendo boca.


lunes, 19 de agosto de 2013

Anarcocapitalismo y la no escolarización





Aviso: este post lo escribo para mis amigos (y no tan amigos) autodenominados anarcocapitalistas. Si tú no eres uno de ellos y quieres dar tu opinión, puedes dejarla en los comentarios, pero no intentes comenzar un debate ideológico sobre el anarcocapitalismo o sobre el liberalismo, porque no es el punto de este post. Si te interesa el tema, hay otros foros donde gustosamente acogerán un debate de ese tipo. Gracias.





A lo largo de cinco años he escuchado, leído y rebatido muchas objeciones al homeschooling. Algunas son ya clásicas e incluso comprensibles. Algunas se hacen desde la buena fe y otras, no, pero puedo asegurar que todas se hacen desde la ignorancia.

A veces, además, las objeciones sorprenden por provenir de determinadas personas y que se repiten en ciertos sectores. Es el caso de los liberales de diversas tendencias (da igual que sean  austríacos, minarquistas, objetivistas, agoristas o anarcocapitalistas o cualquier otro apellido que le quieran poner) hay cuatro objeciones que no debería molestarme ni en rebatir porque entran en conflicto con el concepto mismo de liberalismo, lo cual delata al auto-denominado liberal que las arguye.

La primera es el positivismo jurídico. Es decir, no entrar a debatir si la no escolarización puede ser buena o deseable, ni a si la ley debería o no permitirla ni en qué condiciones, sino limitar el debate a si la ley vigente lo permite o no. Es el clásico: "no se puede educar en casa porque la ley no lo permite". Primer error: no todo lo que la ley permite es bueno ni todo lo que la ley prohíbe es malo. Más aún: al colgarte la etiqueta de anarcocapitalista estás diciendo que defiendes el uso de la contraeconomía como estrategia válida para lograr cambiar el status quo. Así que ¿¿homeschooling no porque la ley (según tú) no lo permite pero mercado negro sí porque... ??

La segunda objeción es la de las titulaciones. Estos te dicen un "sí, pero". O sea, sí, en un plano teórico el homeschooling es deseable, pero en la práctica es inviable porque nuestros hijos necesitan un título oficial para poder trabajar. Eso es mentira en muchos casos. Es mentira si tu hijo es emprendedor. Es mentira si tu hijo es artista. Es mentira si tu hijo es político (algo que no le deseo a nadie). Y es mentira si tu hijo es activista anarcocapitalista y decide dedicarse al mercado negro.

La tercera objeción hace referencia al dinero y la intendencia doméstica. Sorprende que haya anarcocapitalistas que no conciban la existencia de familias con una composición distinta a la clásica padre+madre+hijos y que den por hecho que uno de los dos  ha de sacrificar su carrera profesional para dedicarse a educar a los hijos en casa. No voy a extenderme sobre este tema porque ya lo hice aquí.

La cuarta objeción, tal vez la más sorprendente, es la que alega la sumisión a la sacrosanta división del trabajo. Estos te dicen que seguro que sí, que el homeschooling es más eficiente que la escuela (sobre todo que la pública) pero que no les parece un método adecuado porque atenta contra la división del trabajo. Como si la división del trabajo fuera un mandamiento de Dios cuya infracción se castigara con el infierno o algo así. ¿Queréis división del trabajo? Entonces sed coherentes: contratad a un nutricionista que os diga qué debéis comer y a un cocinero que os lo prepare; contratad a un monitor de tiempo libre que juegue con vuestros hijos; contratad a un estilista que os diga qué ropa debéis poneros cada mañana; tirad la basura al suelo para que los barrenderos puedan hacer su trabajo. A todos ellos, por supuesto, debéis pedirles sus titulaciones  debidamente homologadas por el Estado y hacerles un contrato cumpliendo con toda la legalidad vigente. De cultivar vuestro propio jardín, ni hablamos. 



Ahora, por si alguno tiene verdadero interés por el tema, aquí os dejo algunos nombres para que investiguéis: John Taylor Gatto, Stefan Molyneux, David Friedman y Murray Rothbard.



viernes, 16 de agosto de 2013

La crianza incongruente


Es fácil, pero peligroso, confundir la estupidez con la maldad. Personas estúpidas las hay en todas partes y no es nada sorprendente: hay de todo en la viña del Señor. A veces pasan desapercibidas y normalmente es fácil evitar que te dañen. Pero las personas malvadas son harina de otro costal. A veces es difícil detectarlas porque suelen ser lobos que saben vestirse de corderos y muchas veces se limitan a ser la mano que mece la cuna.

El top ten de las personas malvadas que he conocido las encontré en los dos lugares donde menos podía sospechar que estarían.

Uno es una organización internacional de gran fama por su labor de ayuda humanitaria y servicios sociales. Al principio esto sorprende. Luego uno investiga un poco y se da cuenta de que la escoria humana habita perfectamente acomodada en este tipo de organizaciones. Ahora palabras como "solidaridad" o "filantropía", cuando se refieren a entidades y no a individuos, hace que salte la alarma en mi cabeza.

El otro es aún más sorprendente si cabe: el entorno de la llamada "crianza respetuosa", pésima traducción del concepto de "attachment parenting", que está lleno de víboras, de gente ociosa que dedica más tiempo y energía a crear conflictos que a criar a sus hijos con el respeto que tanto les llena la boca. Hay dos tipos de maldad en el círculo de la crianza "respetuosa" (permítanme las comillas aquí): de un lado, quienes convierten esta maravillosa filosofía de vida en una negocio a costa de madres desesperadas, desorientadas y sobre todo, muy, muy solas. Las que son capaces de convencerte de que para ser una buena madre tienes que comprarles sus servicios, cosa que es mentira, y que a veces ni siquiera llegan a prestarte, o para los que no están cualificadas (y no me refiero únicamente a una cuestión de títulos, que aquí supongo que ya todos sabéis qué opino de los títulos). De otro lado, las que tienen mucho tiempo libre y muchas cuestiones personales sin resolver (y tal vez sin identificar siquiera) y que canalizan su frustración atacando a otras madres. Todo muy respetuoso y tal.

Si hay un valor que sea digno de admirar y, por tanto, deseable de poseer, ése es la congruencia. El que tiene una idea errónea y la aplica no es peor que el que dice tener una idea correcta y aplica justo la contraria. La madre que pega a su hijo o lo estivilliza porque está convencida de que es lo mejor que puede hacer me merece mucho más respeto que la madre que predica la crianza respetuosa y se dedica a portarse como una bruja con otras madres o con cualquier otra persona. En el primer caso, sólo veo una madre desinformada para quien aún hay esperanza. En el segundo caso, sólo veo incongruencia, hipocresía y un punto de hijoputismo muy peligroso.

Porque la gente malvada es tóxica. Esparcen su veneno muy eficientemente de modo que, para cuando quieres darte cuenta, ya han infectado todo el entorno. Son vampiros que te dejan sin energía, te ganan por agotamiento. A mi me pasó. Esta semana le ha pasado a otras dos grandes mujeres. Las que estáis en el mundillo ya sabéis a quiénes me refiero, pero no quiero entrar en detalles sino sólo hacer una reflexión en abstracto. Porque el patrón se repite en cualquier ámbito que os podáis imaginar. Así que manteneos en alerta, estad atentas y, en cuanto detectéis el patrón, hablad. Actuad. No dejéis que nadie os calle porque de lo contrario seréis cómplices. Recordad que la gente malvada no triunfa porque sea inteligente, sino porque la gente buena no hace nada. Enseñad esto a vuestros hijos, de palabra y también de obra, y habréis comenzado a construir un mundo mejor.

Lo único necesario para que el mal triunfe es que los hombres buenos no hagan nada



lunes, 12 de agosto de 2013

Observación astronómica







Siempre nos preguntamos por qué lo llamamos educación en casa si nunca estamos en casa. Este año se han organizado muchos grupos para hacer diferentes actividades con otras familias (y de paso, socializar, que sé que os preocupa el tema). Hubo un club de lectura, un grupo de proyectos, un club de historia en inglés, un grupo de costura, un taller de ciencias y muchas actividades puntuales.

Del taller de ciencias se ocupan dos estudiantes universitarios de física cuya gran pasión es la astronomía. Por eso nos propusieron hacer una salida nocturna para aprender algo del tema. Fuimos el sábado pasado. Vimos cómo montaban los equipos y cómo buscaban los objetos que querían ver. Vimos las cartas celestes. Vimos la Luna como si pudiéramos tocarla con la mano. Vimos Saturno con sus anillos; cúmulos de estrellas; galaxias; constelaciones y algún que otro satélite artificial cruzando el cielo a toda velocidad.


Hicimos preguntas que a lo mejor les parecieron obvias. Eduardo y Gustavo hicieron actividades con los niños mientras Efraím nos contaba algunas cosas a los padres, historias mitológicas incluidas.

Lo bueno es que a los "profes" se les notaba la pasión por la astronomía. Lo bueno es que los niños no tenían miedo (ni vergüenza) de preguntar ni de responder. Lo bueno es que no había preguntas absurdas ni respuestas inadecuadas. Lo bueno es que grandes y pequeños aprendimos juntos. Lo bueno es que no había libros de texto. Ni deberes. Ni exámenes. Ni calificaciones.



viernes, 9 de agosto de 2013

Fin del colecho





Creo que nunca olvidaré la cara de alarma y asco que puso la psicóloga del juzgado cuando le dije que mi hijo dormía conmigo. En la misma cama. A solas. Dijo que le estaba perjudicando haciéndole asumir el papel de mi pareja, que obviamente no le correspondía, y le pronosticó graves problemas sexuales al crecer. Que el niño fuera un lactante de seis meses era un detalle que no le importó.

"¿Y qué vas a hacer?" me preguntó "¿dejarle en tu cama hasta que quiera irse?".

"Sí, por supuesto" le dije, y aquí me miró como si acabara de decir que tenía un plan para dominar el mundo y someter a la humanidad a mis perversos vicios.

Han pasado ocho años.

Damián ha comprado una litera, sábanas y almohadas con su propio dinero, ha decorado la habitación a su gusto y se ha largado de mi cama. Por las noches se acuesta, hojea un par de libros y se duerme. Claro que, algunas veces, sólo algunas, quiere volver.






"¿En tu cama o en la mía" me dijo el otro día.
"En la tuya, querido, que me molan las sábanas de las Tortugas Ninja". Y el póster de Johnny Depp, aunque eso no se lo dije. Así que me prestó su litera de abajo y además me echó la bronca porque estaba twiteando cuando debía haber estado durmiendo. ¡Ah, pequeño tirano, esto no lo has aprendido de mi!








Aún es pequeño para saber si se cumplirán las previsiones de la psicóloga pero hasta la fecha sólo puedo hablar bien de la experiencia del colecho. Es bueno para el descanso, bueno para la lactancia, bueno para el desarrollo emocional y bueno para el frío del invierno. Y aunque a mi me gusta dormir sola, he disfrutado hasta la última noche de estos ocho años, porque sabía que tarde o temprano se acabarían y, desde luego, no tan tarde como daba a entender la cara de la psicóloga. Desde aquí le mando un cariñoso saludo: si me lees, hazle un favor a la humanidad y dedícate a otra cosa, querida, que las custodias dependan del criterio de gente como tú es un peligro para la supervivencia de la especie.


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Más -y buena- información sobre el colecho en Crianza Natural.







viernes, 19 de julio de 2013

Travelschooling 2013: la gran resaca




Vale, lo de "la gran resaca" era para llamar la atención; una licencia literaria para describir las explicaciones que daré en este post.

Después de 7 semanas de ruta por América había mucho por hacer: darnos unos días para reajustarnos al horario español, reencontrarnos con los amigos, organizar las fotos (ahora perdidas), terminar de escribir el diario de viaje, escribir a todos nuestros anfitriones para darles la gracias, echar cuentas para ver si los ingresos habían conseguido superar a los gastos y, sobre todo, contarlo todo.


La gente me escribía para preguntarme por qué no estaba actualizando el blog. Con todo lo que vimos y vivimos ¿cómo no estaba escribiendo? Pero es que no podía, porque tenía que procesarlo todo. Ésa fue la gran resaca. La ruta por América fue muy intensa: los preparativos no fueron fáciles, organizar un viaje de 7 semanas con un niño no es algo que una haga todos los días ni todos los años; había que buscar patrocinadores (¡gracias a todos!), organizar las charlas y las ventas de libros, cuadrar los billetes de avión y los alojamientos. Y hubo pequeños contratiempos de última hora que parecían más grandes de lo que eran en realidad.

El viaje fue bien, ya lo sabéis, pero también fue un poco una locura. A Damián no le gustó Nueva York, hacía mucho frío y teníamos jet lag... Además un tipo grande y negro quiso llevarnos del aeropuerto al hotel, pero no era taxista (sin ofender, pero el niño se asustó, como es comprensible). 

En México tuvimos miedo de no poder cruzar de nuevo la frontera en coche hacia Texas, hubo un momento de duda y tensión que, como los contratiempos de antes de partir, pareció más grande de lo que era. Y, cómo no, la eterna duda de la madre soltera cuando el niño pide entrar al baño de hombres en un inmenso y abarrotado aeropuerto internacional... 

En el aeropuerto de Chile yo sólo quería llorar. Llorar y estar en mi casa. No teníamos permiso de entrada al país porque sólo hacíamos escala, así que no nos dejaron pasar el control para ir a recoger el equipaje. Tampoco teníamos los billetes Santiago-Buenos Aires porque en Colombia sólo nos dieron los billetes Bogotá-Santiago porque se trataba de compañías diferentes que no tenían acuerdo entre si. Un absurdo. Así que ahí estábamos, a las 6 de la mañana y sin apenas haber dormido en el avión, sentados en una terminal, sin personal de tierra a quien preguntar y sin poderme mover porque Damián se durmió en cuanto pisó tierra. Media hora antes de la hora prevista de salida, apareció por fin el personal de Aerolíneas Argentinas y me comunicaron que se habían hecho cargo del equipaje y que tenían nuestros billetes. ¡No lo podía creer! Claro que después el equipaje lo extraviaron ¡pero me daba igual!

Estuvimos una semana en cada país; en algunos países, media semana en una ciudad y media semana en otra. Hubo cambios de huso horario y cambios de clima. Comida diferente, camas diferentes, costumbres diferentes, acentos diferentes, amigos diferentes y había que habituarse a todo rápido y sin acomodarse, con la maleta siempre a medio deshacer, porque enseguida marchábamos a otro lugar.

Dicen que, cuando viajas en avión, el alma tarda hasta quince días en volver a encontrarte. Si eso es cierto, nuestras almas tuvieron que estar vagando durante varios meses... Así que la vuelta a casa no fue fácil. Las experiencias de Nueva York, México y Puerto Rico quedaban extremadamente lejos. Quería escribir a todos ellos pero no lo hice. Darles las gracias, decirles que nos tocaron el corazón, que los echábamos de menos... sobre todo porque no sabemos si alguna vez los volveremos a ver.

Abrí el blog y no fui capaz de escribir mucho. Me planteé guardarlo todo para mi y no publicar nada, pero algunos me habíais dicho que queríais viajar con nosotros, a través del blog. Así que un día hice el esfuerzo y me obligué a publicar algo. Esto es lo que salió: un post titulado "Travelschooling: qué aprendimos en América" y me dijeron que bien, pero que sabía a poco.

Así que aquí andamos, sólo tres meses después de haber vuelto, procesando aún las cosas y tratando de no pensar mucho en el pen drive perdido con todas las fotos que hicimos.



jueves, 18 de julio de 2013

Salvador, tus relojes se están derritiendo


En algún momento de mi vida me convencí de que yo no era una persona creativa, de que no tenía ningún talento para el arte ni mucho menos ninguna sensibilidad cromática. Sin embargo, los informes de mi escuela infantil aseguran todo lo contrario. ¿Qué pasó entremedias? 

Lo he recordado al ver un hilo en un foro de homeschooling que comenzaba con esta imagen, extraída del pinterest de una maestra:

-Colorear dentro de las líneas
-Colores que tengan sentido
-Sin espacios en blanco

¿Qué nos dice esta imagen?

  • Nos dice que sólo quienes pintan sin salirse de la raya son felices. De ahí podemos inferir que sólo los que así lo hagan serán queridos por el maestro.

  • Nos dice que hay colores que tienen sentido y colores que no lo tienen y que lo correcto es usar los que sí lo tienen.

  • Nos dice que no sólo debemos colorear sin salir de la raya sino que debemos colorear todo el espacio que esté dentro de las rayas.


Hay quien argumenta que con este ejercicio se pretende desarrollar la motricidad fina pero ¿es necesario elegir unos colores determinados por otras personas para desarrollar la motricidad fina? Rotundamente, no. ¿Y es necesario no dejar espacios en blanco? Rotundamente, no.

La cosa empeora cuando conocemos la intencionalidad real de la maestra que usó este "star paper". Lo que ella pretendía era dar una guía de corrección a sus alumnos para que pudieran evaluarse y calificarse mutuamente. Para ello necesitaban conocer unos criterios objetivos que faciliten su crítica al trabajo del compañero. Supongo que a Matisse le habrían suspendido por lo de la pipa. Por no hablar de Seurat y Signac, que dejaban espacios en blanco por doquier. O Dalí, que se le derretían los relojes.

En los dos meses que Damián asistió a la escuela infantil pasaron dos cosas:

una, se volvió hiper-perfeccionista

dos, se volvió hiper-realista

Yo me preguntaba cómo es posible que un niño de tres años tenga tan poca imaginación que, al leerle un cuento o ver una película, criticara todo lo que no se ajustara exactamente a la realidad. "Los elefantes no hablan", decía. O "las personas no vuelan". Luego supe que le habían obligado a escribir el número 1 usando tres palitos y no uno sólo, como él estaba acostumbrado a hacerlo. De modo que, mientras sus compañeros iban ya por el número 4 o 5, él seguía repitiendo el número 1 porque no le salía "correctamente". Que supiera contar, leer y escribir hasta el 100 y realizar sumas y restas sencillas no importaba. Lo que importaba era que el número 1 estuviera "correctamente" escrito.

De pintar ni hablamos. Hasta los 6 años (3 después de ser desescolarizado) no comenzó a dibujar; y hasta los 7 no comenzó a colorear, un poquito, sus dibujos.

La obsesión por entrenar a los niños en el arte de dar siempre la única respuesta correcta está acabando con ellos. Esto no es algo nuevo. Es lo mismo que cuando en el instituto el profesor de catalán nos ponía tareas y exámenes con preguntas de opinión, es decir, de ideología, y si no dabas la respuesta que él quería, por más que justificaras tu opinión, estabas suspendido. Adivinen quién suspendía siempre. O como cuando en clase de literatura había que interpretar un texto y sólo aceptaban interpretaciones autorizadas de autores reconocidos, pero no podías sacarte una de la manga. ¿Y quién es nadie para decirme que Holden Caulfield es un desgraciado o que Tirant Lo Blanch es una obra maestra a la que nada se le puede criticar o que La Metamorfosis tienen muchas interpretaciones pero no puedes decir que es una mierda y que Kafka nos tomó el pelo a todos con ese cuento?

Nunca hay una sola respuesta correcta. Todo depende de cómo argumentemos esa respuesta, y desde qué perspectiva estemos analizando la cuestión. En menorquín usamos el verbo "colocar" para referirnos a "recoger" o "guardar" además de "organizar". Un día, cuando mi hermano era pequeño, mi madre le pidió que "colocara" los coches que tenía esparcidos por todo el pasillo. ¿Qué esperaba ella? Que los cogiera y los metiera todos en su caja o donde fuera que se consideraran "recogidos". ¿Qué hizo el niño? ¡Una hilera perfectamente centrada en medio del pasillo! Así estaban muy bien "colocados". Es lo mismo que cuando les decimos que se porten "bien". Pero ¿qué significa "bien" para ellos y qué significa para nosotros?

Y muchas veces ellos tienen razón. Tienen razón cuando resuelven los problemas matemáticos desde un punto de vista lógico y realista y no desde un punto de vista meramente técnico-matemático. Cuando el libro dice: "tienes 12 euros y la entrada al cine cuesta 9. ¿Cuántos euros te quedan?" Y te responden que no les queda para palomitas y que sería mejor ir al cine el día del espectador, cuando la entrada es más barata.

Pienso que en las facultades de puericultura, magisterio y pedagogía deberían dejarse de tanta tontería y ponerse a leer a Roger Shank, Ken Robinson y Julia Cameron, entre otros. Y que deberían estudiar las vidas de todos esos locos que hicieron cosas que "no eran correctas" y gracias a las cuales el mundo ha avanzado, como los que han hecho posible que volemos a cualquier parte del mundo en unas horas, o que podamos comunicarnos ipso-facto en la distancia, o que podamos alumbrar nuestras casas con sólo tocar un interruptor. ¿No es mejor nuestra vida gracias a esos locos que decidieron no seguir las reglas y no buscar la "respuesta correcta"?





miércoles, 17 de julio de 2013

La catedral de sal de Zipaquirá (Colombia)



Camila tuvo el detalle de llevarnos a visitar la Catedral de Sal de Zipaquirá, en Cundinamarca. Nos acompañó Adelaida, una "pequeña" homeschooler en cuya casa nos alojamos durante algunos días. La verdad es que pensé que la visita sería medio aburrida para Damián y Adelaida, pero no sólo se lo pasaron bien sino que se mostraron muy interesados por todo lo que había por ver, por lo que explicaba el guía, por cómo se construyó, por cómo entrar y salir de allá, por cómo debió haber sido la vida de los mineros, etc.

Foto de nuestro diario de viaje,
donde guardamos las entradas y folletos de los lugares que visitamos.

Para los que no la conocéis, os diré que el nombre de la "Catedral de Sal" no es literario sino literal: es una catedral construida en una mina de sal, a 200 metros bajo tierra y fue nominada a "nueva maravilla del mundo". Al parecer en los años 30 del siglo pasado los mineros tallaron un pequeño santuario en la mina para pedir la protección de los santos cuando iban a trabajar. Algunos años más tarde se puso en marcha un proyecto mucho más grande para convertir el pequeño santuario en catedral. Pero la construcción definitiva, con algunas ampliaciones y reformas no fue hasta los años 90.

Nuestros tres minutos de sal



El recorrido de entrada es guiado; el personal ofrece explicaciones sobre el origen de este monumento y también da indicaciones sobre qué hacer y qué no hacer una vez dentro. Al llegar abajo se dispersan los grupos para que puedan ver las distintas partes con calma, disfrutar del espectáculo de luces y música y, obviamente, comprar algunos souvenirs o tomarse un delicioso café con unas pastas colombianas a 200 metros bajo tierra. Había unas esmeraldas preciosas, pero nosotros preferimos comprar tres minutos de sal.











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PS. Lo que tienen las mudanzas es que a veces se extravían cosas. En ésta última se han perdido todas las fotos del viaje a América, así que ilustraré estos posts como buenamente pueda mientras no aparezca el pen drive (dedos cruzados).







viernes, 12 de julio de 2013

¿Cómo se llama lo que hacemos?


Lo que sigue es un extracto de mi página de Facebook con una ampliación de mis reflexiones.
Laura, ¿qué opinas de la expresión "escolarizar en casa"? ¿No sería una contradicción? La he visto en algunos blogs y me ha dejado pensando...


Si lo que haces en casa se asemeja a lo que se hace en la escuela, entonces sí se puede hablar de escolarizar en casa, especialmente si se contratan profesores particulares que imparten clases a domicilio o en los casos de niños que tienen asistencia educativa domiciliaria por causa de enfermedad. Si no es eso lo que se hace, no me parece una expresión adecuada. En algunos casos se usa por una simple cuestión legal, porque en algunos lugares lo que la ley permite es precisamente "escolarizar en casa" así que, para evitar malentendidos innecesarios, se usa esa expresión. El debate sobre cuál es la mejor forma de llamar a lo que hacemos está abierto y no sé si se cerrará alguna vez. En realidad, la expresión "homeschooling" sí es comúnmente aceptada y, sin embargo, en español nos suena peor: "escuela en casa".

_______________ Hasta aquí el extracto. Ahora, la ampliación:

En mi caso, cualquier expresión que incluya las palabras "escuela" o "escolarización" sería inadecuada, pues lo que hacemos es justamente lo contrario: vivir como si la escuela no existiera.

Las expresiones que incluyan la palabra "casa" tampoco son acertadas, pues la verdad es que casi nunca estamos en casa y, desde luego, aprendemos por igual dentro que fuera de ella. Por el mismo motivo tampoco resulta exacta la expresión "educación en familia" pues la familia es sólo una pequeña parte de los agentes que intervienen en la educación de mi hijo. Sería correcto si hacemos referencia a la responsabilidad. La responsabilidad es mía y no del Estado ni de ningún centro docente, así que desde esta perspectiva, lo más correcto sería hablar de educación en familia.

Cuestión aparte es el debate sobre el uso de anglicismos. Hablar de "home education" suena algo ridículo, para eso ya podemos decir "educación en casa"; sin embargo como dije en Facebook, hablar de "homeschooling" nos suena algo mejor, tal vez por el simple hecho de que su uso ya está muy extendido.

Pero es cierto que hay palabras o expresiones en otros idiomas que no pueden traducirse con exactitud pues algo del significado se pierde en el cambio de idioma. Me pasa constantemente con algunas palabras menorquinas para las que no encuentro equivalente en español (como "idò", "alla va" o "te treu"). Me pasa también con algunas palabras inglesas (como "agenda" o "fancy").


Una de esas palabras es "unschooling", que define perfectamente el tipo de educación que practicamos en nuestra familia. Pero hablar de "no escuela" o "desescuela" suena raro ¿verdad? Se podría aducir que es un término negativo porque pone el énfasis en lo que no es y no en lo que sí es. Pero así es la vida a veces. A veces nos define mejor lo que no hacemos y lo que no somos que lo que sí hacemos o somos. En mi caso, por ejemplo, no vacuno, no castigo y no escolarizo. Y eso define mejor lo que hago que cualquier proposición positiva que pudiera presentar.






viernes, 28 de junio de 2013

Madres solteras educando en casa





En septiembre de 2010 participé en el Carnaval de Blogs de Homeschooling en Español con un artículo sobre la monomaternalidad. El tema del carnaval era el papel del padre en las familias educadoras en casa, así que tenía dos opciones: no participar, o participar hablando del no-papel del padre. Me decidí por la segunda opción porque pensé que podría serle útil a algunas personas, pensé que era bueno que seamos más visibles, aunque seamos pocas.





En aquel momento conocía a muy pocas madres separadas que educaran en casa. Todas ellas contaban con la colaboración del padre, que les pagaba una pensión alimenticia mensual y se hacía cargo de los niños varios días al mes y la mitad de las vacaciones. Después conocí virtualmente a otras madres homeschoolers solteras, lo cual me dio una gran alegría. Estaba menos sola. Así que, en este artículo, cuando hable de "madres solteras" me estaré refiriendo a madres que no tienen absolutamente ningún tipo de apoyo por parte del padre ni por parte de una nueva pareja.









Nos preocupan las mismas cosas que a las demás pero con algunos añadidos o diferencias. Veamos algunos ejemplos. 


La gestión financiera.

Lógicamente, el principal tema de preocupación es el dinero; buscar y encontrar la forma de poder educar en casa personalmente sin tener que dejar de trabajar. No es fácil, pero tampoco imposible. Es un camino lento, pero cada vez nos sobra menos mes al final del sueldo. 

Sobre todo cuesta empezar, porque la sociedad dice que para ganar dinero hay que esforzarse mucho, hacer sacrificios, salir de casa 8 o 10 horas diarias, y así no se puede educar en casa. ¿Pero quién es la sociedad y por qué debería creer sus absurdas imposiciones? Muchas madres hemos encontrado soluciones variadas. Compartimos casa, aunque sea a temporadas, para reducir gastos. Trabajamos desde casa, a tiempo completo o no, exclusivamente o no. Vendemos todo lo que no necesitamos para conseguir un dinero extra. Aprendemos a vivir con menos y a gestionar mejor nuestro dinero. Conocí a una madre que se dedicaba a pasear perros con sus hijos. A 5 dólares la hora y a 4 perros por paseo, son 20 dólares la hora. Conocí a otra madre que cuidaba a los hijos de otras personas. Algunas contratan a una au pair para tener ayuda en casa. Muchas se han mudado para vivir en casas y municipios más baratos o para estar cerca de su familia extendida. ¡Qué haríamos sin las abuelas!


La gestión del tiempo.

Una madre primeriza dijo una vez: "es terrible, hay días que no puedo ni ducharme". Se atrevió a decirlo en mi presencia. Y yo sabía que su marido sólo trabajaba por las mañanas, así que por la tarde están los dos en casa y sólo tienen un bebé. ¿¿Y no puede ducharse?? Comprenderéis que después de la ofensa inicial me diera la risa. Todavía me río cuando lo recuerdo, y han pasado varios años.

Las madres solteras que educamos en casa y trabajamos tenemos que ser exquisitamente pulcras con la gestión del tiempo, sobre todo las que viven solas con sus hijos. Yo fui una de ellas durante algunos años, pero ahora no vivimos solos así que esta cuestión es infinitamente más llevadera.

Hay soluciones para todos los gustos y ninguna es perfecta. Yo durante un año me estuve levantando a las 5 de la madrugada para dejar todo el trabajo listo antes de las 9.30 y así poderme dedicar en exclusiva a mi hijo desde que se levantara. Fue un gran esfuerzo porque a mi no me gusta madrugar y porque mi horario más productivo es por la tarde, pero lo hice y sobreviví. Ese año tomé la decisión de comenzar a construir un flujo de ingresos pasivos para poder dedicar cada vez menos horas diarias al trabajo. Leí a Tim Ferris, a Steve Pavlina, a Napoleon Hill y a Robert Kiyosaki, entre otros, y empecé a cambiar mi mentalidad.

De todos modos, no quisiera que nadie leyendo esto se llevara una impresión equivocada sobre el concepto de pulcritud en la gestión del tiempo. Una se acuesta muchas noches con la sensación de haber desatendido el trabajo, haber desatendido al niño y haber desatendido la casa. De relaciones sociales y vida personal ni hablamos siquiera. También he ido cambiando esto poco a poco y procuro dedicarme algo de tiempo todos los días o, al menos, varios días a la semana. A qué dediques el tiempo es lo de menos, siempre que te sirva para desconectar y hacer cosas que te gusten. Yo suelo quedar a comer con alguien todos los meses, me gusta ir a las conferencias del Instituto Juan de Mariana de vez en cuando y un día  a la semana solemos ir a casa de otra familia homeschooler así que, mientras los niños juegan, las madres charlamos o a veces aprovechamos para trabajar cada una en lo suyo. 


La educación académica.

Reconozco que haber optado por el unschooling facilita mucho las cosas. En realidad no sé si hemos optado por el unschooling o si el unschooling ha llegado a nosotros porque era la única forma de seguir con éxito en esta aventura de la educación en casa. Esta modalidad educativa nos permite un altísimo grado de flexibilidad en nuestros horarios y programaciones. Qué digo, programaciones... aquí la mayor parte del tiempo improvisamos y, para decirlo más finamente, fluimos con la vida. No tenemos la presión de tener que cumplir objetivos curriculares ni horarios, así que todo es más fácil. Sé que algunas madres solteras hacen una educación en casa más convencional, con su currículum y su programación anual, semestral y diaria. Muchas compran un currículum completo para todo el curso (y a poder ser, de segunda mano) y así se ahorran el trabajo de tener que buscar material y organizarse semana a semana. Mi opinión es que si eres capaz de liberarte de las ataduras mentales de la programación escolarizada y hacer unschooling radical, la vida se simplifica muchísimo y la disfrutas más. Pero es una opción personal y no significa que fuera a funcionar con todo el mundo.


La educación emocional y social.

La ausencia de padre incide directamente en la educación emocional y en la socialización del niño, queramos o no. Lo único que está en nuestra mano es cómo reaccionemos ante ello y cómo manejemos la situación para darle al niño la mayor estabilidad posible. Conozco a una mujer que dejó de asistir a la iglesia el día del padre porque para sus hijos era demasiado duro ver a todos los demás niños con sus padres y escuchar el sermón sobre las bondades de la paternidad. Pero ¿ojos que no ven, corazón que no siente? Dudo que sea una buena táctica, pero ella no supo encontrar otra forma. Otra mujer, en cambio, decidió que el día del padre su familia iba a felicitar al pastor de su iglesia, porque es el padre espiritual de todos ellos. Me parece una opción mucho más positiva. Igual que las muchas madres que deciden que el día del padre es el día de ellas, porque ejercen de padre y de madre a la vez ¡y hay que tener coraje para eso!

Cuando vivíamos en Menorca casi todos nuestros mejores amigos eran familias monoparentales, pero en Madrid es todo lo contrario: mamá, papá y un hijo o dos, sólo les faltan los perros. Entre semana solemos quedar las madres (porque los padres están fuera de casa ganando el pan) pero los fines de semana nos vemos todos. Un día mi hijo me dijo que no hacía falta que fuéramos a esos encuentros y pensé que tendría algún problema relacionado con los padres. Resultó que su preocupación no era por él sino por mi, porque pensó que tal vez yo me sentía mal porque era la única que estaba sola. Así que le expliqué que estar sola fue mi decisión y que la asumo con todas las consecuencias, las buenas y las malas, que estoy bien como estoy y que no debe preocuparse por eso, que lo mejor que puede hacer es aprovechar esos encuentros para relacionarse con hombres adultos. Hablar abiertamente fue bueno para los dos y evitó un malentendido que tenía muchos números para suceder, pues cada uno se había preocupado por el otro innecesariamente. Eso es parte de la educación emocional y es parte del aprendizaje de la socialización.


En lo bueno y en lo malo.

Criar a un niño sola y, encima, no escolarizarlo, es una carga de trabajo muy importante. Hay madres que tienen más de un hijo y lo consiguen, claro que tienen la ventaja relativa de que los hermanos se entretienen juntos y cuidan unos de otros, pero por contra también pelean y hay que hacerlo todo por duplicado o triplicado (cocinar, lavar la ropa, atenderles individualmente, etc). Hay que suplir la ausencia del padre, hay que hacer malabarismos con la casa, el trabajo y la crianza y es fácil que nos quedemos fuera de la ecuación. Pero la mayoría de las que conozco lo tienen muy claro y han llegado hasta aquí porque en su día cometieron el error de ponerse en el último lugar de la lista de tareas por hacer. La regla de oro para tener éxito en esta empresa es ponerse en el primer lugar de esa lista.



A veces cuesta pero, al final, todas llegamos a estas conclusiones:



1) No somos ni debemos pretender ser super-mujeres.

2) Debemos descansar. Dormir menos de 8 horas al día es una imprudencia que pagarás a medio o largo plazo. El riesgo no merece la pena.

3) La casa es secundaria. No somos Martha Stewart ni queremos serlo. Nuestros hijos y nosotras somos lo primero, así que un poco de polvo aquí y allá o un par de coladas pendientes no son un problema ni un fracaso.

4) No vamos a escuchar a quienes nos digan que no podemos y que todo sería más fácil si lleváramos a los niños al colegio, porque cada día que pasa demostramos que sí podemos, incluso esos días en que nos acostamos rendidas y con la sensación de haberlo hecho todo a medias.

5) Somos creativas y encontramos formas de ganar dinero que nunca se nos habrían ocurrido si hubiéramos continuado con la ilusoria seguridad de tener un trabajo fijo por cuenta ajena, un matrimonio estable y un colegio donde aparcar a los niños.

6) Debemos dedicarnos tiempo a nosotras mismas. Dejar a los niños todo el día (o toda la noche) en casa de algún familiar o amigo y dedicarte tiempo a ti misma no es ser una mala madre sino todo lo contrario. Te permite sentirte mejor contigo misma y poder darles lo mejor de ti a tus hijos. Tomarte una tarde "libre" para irte al cine, sola o acompañada, irte a comer con alguien o a hacerte la manicura. Lo que sea que te haga sentir bien y que sea para ti. No es un capricho, es una inversión.

7) Sabemos ver el lado positivo de nuestra situación: nosotras tomamos las decisiones según nuestra propia consciencia sin tener que discutirlo con nadie más, sin tener que dedicar horas a intentar convencer a otra persona, sin que las decisiones importantes supongan un riesgo de pelea. No quiere decir que nuestras decisiones sean siempre correctas, pero sí son más fáciles de tomar porque no dependen de nadie más. Tampoco tenemos a una persona que pueda desautorizarnos delante de los niños. Siendo sólo dos es mucho más fácil conectar y también organizarse e improvisar. Un ejemplo: el viaje a América habría sido muy distinto con más hijos o con un marido. Ésa fue una ventaja. Resultó más barato y pudimos acomodarnos fácilmente en las casas de las familias que nos ofrecieron alojamiento.




La moraleja.

Es muy simple y sirve para todas: solteras, casadas o divorciadas, homeschoolers o escolarizadoras,  con un hijo o con varios, incluso para mujeres sin hijos. 

El éxito en la vida depende de tu capacidad para encontrar lo positivo en cualquiera que sea tu situación personal y familiar,  de ser incapaz de ver la hierba más verde en el jardín del vecino, de buscar tus desventajas y convertirlas en ventajas, de saber que querer es poder y que sólo creciendo tú como persona puedes aportar valor a la vida de tus hijos.





lunes, 10 de junio de 2013

Nueva York con niños - Travelschooling


Solo estuvimos en Nueva York tres días y, por desgracia, el tiempo no acompañaba. "Es lo que tiene ir en febrero" me dijo Adolfo. Pero el viaje a América fue una de esas situaciones de "ahora o nunca" y decidimos que mejor "ahora".

Entre el poco tiempo disponible, el mal clima y el efecto jet lag, la verdad es que hicimos bien pocas cosas, pero las que hicimos las disfrutamos y nos sirvió para entrar en capilla antes de la larga ruta que nos esperaba.

Aquí os dejo algunas sugerencias (de cosas que hicimos y cosas que no hicimos, pero anyway, por si os inspiran).

Central Park. Es de visita obligada, tengas la edad que tengas. Además en febrero los lagos todavía estaban helados y gran parte del parque estaba cubierto de nieve, así que daba una imagen muy peliculera. Por supuesto, nos comimos un hot dog callejero para reponer fuerzas.

El zoo de Central Park. Básicamente fuimos porque lo conocíamos gracias a Los Pingüinos de Madagascar, así que era como habernos metido dentro de la película. El zoo en sí no es nada del otro mundo (sinceramente, me gusta mucho más el de Madrid) pero como era un día laborable de invierno no había casi gente, así que la visita fue muy cómoda.

FAO Schwarz. Probablemente la tienda de juguetes más grande, mejor surtida y más divertida de todo el mundo. Está en la Quinta Avenida, justo detrás de la tienda de Apple. Nada más llegar, te recibe un soldaditos de plomo de carne y hueso que te da la bienvenida y te informa de que en esta tienda ¡¡está permitido jugar!!

Build a Bear. Otra tienda de juguetes. Ésta tiene la peculiaridad de que puedes diseñar y crear tu propio peluche.

Museos. No fuimos a ninguno, pero hay varios que merecen la pena, como el de Historia Natural, el de los Indios Americanos, el Museo de Artes para Niños o el Intrepid Sea Air Space.

Dylan's Candy Bar. Una tienda de caramelos que ya quisiera Willy Wonka.

La factoría de helados de Brooklyn. Éste es más para el verano, claro.

El Empire State Building y la Estatua de la Libertad. No son específicamente para niños pero siempre merece la pena visitarlos. La Estatua estará cerrada hasta el próximo mes debido a los daños causados por el huracán Sandy, así que nos conformamos con verla desde la orilla. Al Empire State sí subimos, tiene buenas vistas y te ayuda a orientarte en la ciudad. Además ha sido escenario de muchas películas.

El autobús turístico. Una muy buena opción en cualquier ciudad en la que vayáis a estar poco tiempo. En nuestro caso, además, fue una buena opción para refugiarnos de la lluvia y el viento sin perdernos nada de lo que la ciudad ofrece.