Aviso: este post lo escribo para mis amigos (y no tan amigos) autodenominados anarcocapitalistas. Si tú no eres uno de ellos y quieres dar tu opinión, puedes dejarla en los comentarios, pero no intentes comenzar un debate ideológico sobre el anarcocapitalismo o sobre el liberalismo, porque no es el punto de este post. Si te interesa el tema, hay otros foros donde gustosamente acogerán un debate de ese tipo. Gracias.
A lo largo de cinco años he escuchado, leído y rebatido muchas objeciones al homeschooling. Algunas son ya clásicas e incluso comprensibles. Algunas se hacen desde la buena fe y otras, no, pero puedo asegurar que todas se hacen desde la ignorancia.
A veces, además, las objeciones sorprenden por provenir de determinadas personas y que se repiten en ciertos sectores. Es el caso de los liberales de diversas tendencias (da igual que sean austríacos, minarquistas, objetivistas, agoristas o anarcocapitalistas o cualquier otro apellido que le quieran poner) hay cuatro objeciones que no debería molestarme ni en rebatir porque entran en conflicto con el concepto mismo de liberalismo, lo cual delata al auto-denominado liberal que las arguye.
La primera es el positivismo jurídico. Es decir, no entrar a debatir si la no escolarización puede ser buena o deseable, ni a si la ley debería o no permitirla ni en qué condiciones, sino limitar el debate a si la ley vigente lo permite o no. Es el clásico: "no se puede educar en casa porque la ley no lo permite". Primer error: no todo lo que la ley permite es bueno ni todo lo que la ley prohíbe es malo. Más aún: al colgarte la etiqueta de anarcocapitalista estás diciendo que defiendes el uso de la contraeconomía como estrategia válida para lograr cambiar el status quo. Así que ¿¿homeschooling no porque la ley (según tú) no lo permite pero mercado negro sí porque... ??
La segunda objeción es la de las titulaciones. Estos te dicen un "sí, pero". O sea, sí, en un plano teórico el homeschooling es deseable, pero en la práctica es inviable porque nuestros hijos necesitan un título oficial para poder trabajar. Eso es mentira en muchos casos. Es mentira si tu hijo es emprendedor. Es mentira si tu hijo es artista. Es mentira si tu hijo es político (algo que no le deseo a nadie). Y es mentira si tu hijo es activista anarcocapitalista y decide dedicarse al mercado negro.
La tercera objeción hace referencia al
dinero y la intendencia doméstica. Sorprende que haya anarcocapitalistas que no conciban la existencia de familias con una composición distinta a la clásica padre+madre+hijos y que den por hecho que uno de los dos ha de sacrificar su carrera profesional para dedicarse a educar a los hijos en casa. No voy a extenderme sobre este tema porque ya lo hice
aquí.
La cuarta objeción, tal vez la más sorprendente, es la que alega la sumisión a la sacrosanta división del trabajo. Estos te dicen que seguro que sí, que el homeschooling es más eficiente que la escuela (sobre todo que la pública) pero que no les parece un método adecuado porque atenta contra la división del trabajo. Como si la división del trabajo fuera un mandamiento de Dios cuya infracción se castigara con el infierno o algo así. ¿Queréis división del trabajo? Entonces sed coherentes: contratad a un nutricionista que os diga qué debéis comer y a un cocinero que os lo prepare; contratad a un monitor de tiempo libre que juegue con vuestros hijos; contratad a un estilista que os diga qué ropa debéis poneros cada mañana; tirad la basura al suelo para que los barrenderos puedan hacer su trabajo. A todos ellos, por supuesto, debéis pedirles sus titulaciones debidamente homologadas por el Estado y hacerles un contrato cumpliendo con toda la legalidad vigente. De cultivar vuestro propio jardín, ni hablamos.
Ahora, por si alguno tiene verdadero interés por el tema, aquí os dejo algunos nombres para que investiguéis: John Taylor Gatto, Stefan Molyneux, David Friedman y Murray Rothbard.