jueves, 30 de octubre de 2014

¿Qué socialización?



Ésta es una pequeña conversación que tuve en un grupo de Facebook. Puede que la conversación aún no haya terminado pero, en todo caso, me parece suficientemente interesante como para compartirla aquí. A mi interlocutor lo voy a llamar "D", puesto que el grupo de facebook es privado y debo respetar esa privacidad.



D: yo personalmente pienso que al niño/a el ambiente escolar es distinto al de casa aunque desde casa se intente que el ambiente sea igual

Lau: yo no intento para NADA que le ambiente en casa sea igual al de la escuela. Más bien intento lo contrario.

D: Laura, me refiero a muchas interacciones sociales q se dan. No critico la escuela en casa, pero me gusta,mas la tradicional. Para mi es igual q una operacion de corazon q se haga en el propio domicilio.

LauNo veo que sea comparable. Para la cirugía es necesario tener unos conocimientos muy específicos y una capacitación que poca gente tiene. Para educar a un niño no hace falta ninguna capacitación especial (y a las pruebas me remito; los que tienen esa capacitación están fracasando en todo el mundo). Las interacciones sociales en homeschoolers también se dan y de una forma que es mucho más natural. Para mi una parte fundamental del aprendizaje de la socialización consiste en elegir con quién te relacionas y de qué forma, pudiendo alejarte de aquellos que no te aportan nada positivo o incluso te dañan. En el colegio las relaciones son obligadas y encima como dos niños se lleven mal lo que les pasa es que lo obligan a estar más tiempo juntos y a pedirse un perdón absolutamente falso. La socialización fuera del colegio no es así. Yo no me auto obligo a relacionarme con gente que me trata mal o que no me gusta, no veo por qué habría de imponerle eso a mi hijo. Más cuando fue víctima de bullying con sólo dos años. Sin lugar a dudas su socialización es infinitamente mejor desde que se educa en casa.




miércoles, 29 de octubre de 2014

El desprendimiento educativo





Mi próximo libro se va a titular "El desprendimiento educativo". Llevo años construyéndolo en mi cabeza y recopilando información.

Como ya llevo tarde y no quiero quedar excesivamente mal con mi editor, he decicido tomar medidas drásticas y me he apuntado al reto de los 30 días que mi amigo Homo Minimus propone para el próximo mes de noviembre (conocéis a Homo Minimus por el guest post que publiqué aquí titulado "33 daños colaterales de escolarizar a tu hijo").

Tal como expliqué en el blog de Homo Minimus, voy a aprovechar el reto de los 30 días para terminar de escribir este libro que tengo pendiente. Para ello voy a seguir las normas de NaNoWriMo (National Novel Writing Month). Ya sé que mi libro no es una novela, pero creo que las pautas me pueden servir. Se trata de escribir unas 1666 palabras al día. Aquí importa más la cantidad que la calidad, de modo que acabas el mes con unas 175 páginas escritas y a partir de ahí puedes editar el texto, quitar y cambiar todo lo que sea preciso, pero al menos tienes una buena base sobre la que trabajar.

Además he abierto un blog en el que me he propuesto publicar todos los días alguno de los artículos, noticias y reflexiones que he ido recopilando a lo largo de estos años. Sólo uno al día. Aunque aún está en pañales os lo quiero presentar ya porque así me obligo a continuar con este proyecto: 

Más información sobre el reto de los 30 días en el blog homominimus.com. ¿Te animas con el reto?


domingo, 26 de octubre de 2014

Educación financiera



Los homeschoolers de Madrid tenemos un grupo de mailing que utilizamos para organizar actividades. Cada uno propone la actividad que quiere y puede organizar y, si hay quorum, se pone fecha y se hace la actividad. Así de simple. El año pasado propuse una actividad que algunas madres me habían pedido: un taller de educación financiera para niños. Como no me gusta ponerme en el rol de "profesora" en las actividades en las que participa mi hijo decidí invitar a mi amigo Pablo a dar el taller. Aceptó, le ayudé a organizarlo, y salió un taller de cuatro sesiones (una por semana) de cuatro horas cada una. Los niños tenían entre 6 y 14 años, si no recuerdo mal, y he de decir que algunos adultos lo encontraron tan interesante como los propios niños.

Lo bueno de Pablo es que le gusta el método socrático, preguntar más que explicar, y que cuando ha de dar explicaciones sabe hacerlo en un lenguaje sencillo, nada técnico, que puede entender cualquier persona, incluidos los niños. Espero que algún día se anime a escribir sus impresiones sobre ese taller.

Después le dimos algunas vueltas al tema para seguir haciendo actividades de educación financiera también online, pues algunas familias de otros lugares se mostraron interesadas en el taller. Lo pensamos y lo hablamos durante varios meses y finalmente creamos un nuevo proyecto con otros dos amigos, Luis Alberto Iglesias y Juan de Lezo. Creamos el blog www.educacionfinanciera.com.es en el que publicamos dos veces por semana y, como se dice coloquialmente, cada loco con su tema. Mi tema, lo podéis imaginar, es la educación financiera para niños.

Hasta ahora he publicado dos artículos: Cómo dar educación financiera a tus hijos y Los niños y el dinero.

Pero como antes de dar educación financiera a tus hijos tienes que tenerla tú, y como muchas madres que educan en casa o quieren hacerlo encuentran que el dinero es un impedimento para hacerlo libremente, vamos a ofrecer un seminario online sobre finanzas personales. Aunque lo pensé inicialmente para las madres homeschoolers, está abierto a cualquier persona interesada.

En el seminario enseñaré:

-cómo aumentar los ingresos (o cómo empezar a generarlos si no los tienes)
-cómo disminuir los gastos
-la diferencia entre la deuda mala y la deuda buena
-cómo adquirir buenos hábitos de ahorro
-cómo desarrollar un sistema de ingresos               pasivos

Y además contaré con la colaboración de Juan de Lezo quien nos dará pautas para aprender a invertir.

Será el lunes 3 de noviembre a las 18:00. Os podéis inscribir ahora mismo por 59€





viernes, 10 de octubre de 2014

33 daños colaterales de escolarizar a tu hijo - por Homominimus




Éste es un post invitado de mi amigo Homominimus. No sé cómo presentarle, así que os invito a que os paséis por su blog.


Treinta y tres daños colaterales 
resultado de escolarizar a tu hijo

Treinta y tres daños colaterales resultado de escolarizar a tu hijo
Estos daños caracterizan a la mayoría de la educación formal pública y privada en España, en Hispano-América y el mundo. 
No todos estos daños tienen que producirse. Algunos pueden ser mitigados por metodologías más abiertas, como la Montessori o las escuelas Waldorf, por profesores excepcionales o por los cuidados paliativos que proporciones a tu hijo cuando esté fuera de la escuela. 
Solo quiero advertirte de los riesgos a los que te expones. A los que expones a tus hijos. 
1. En el colegio, a tu hijo le recompensan por seguir órdenes y ajustarse a las normas. La creatividad, originalidad e inconformismo son penalizadas en cualquier burocracia educativa donde las metas de los políticos, administradores o profesores tengan prioridad sobre la de los niños y sus familias.

2. Tu niño, tras más de doce años de educación obligatoria, tendrá la sensación de que el mundo del conocimiento es como un libro de botánica o de zoología donde todos los asuntos están claramente clasificados en compartimentos estancos. Tendrá dificultades para habérselas con un mundo real donde las distinciones son confusas y uno ha de crear, modificar y criticar sus propias clasificaciones.

3. La dimensión última por la que se mide al niño y por la que aprenderá a medir a las personas será la calificación en una serie de exámenes. Obtendrá la idea de que las personas son jerarquizables por su puntuación en unas pocas dimensiones. El mismo niño derivará su autoestima intelectual (o falta de ella) de su posición en una escala. 

4. El afán de evitar el castigo y de buscar la alabanza harán perder de vista el gozo de aprender y lo harán casi desaparecer. Gran parte de la motivación intrínseca derivada de  expresarse artísticamente, resolver problemas matemáticos o comprender los mecanismos de la naturaleza se perderá al tratar de contentar al profesor y seguir un programa estandarizado.

5. El estudiante en la escuela obtendrá la impresión de que el aprendizaje es una actividad individual y competitiva que se hace en solitario en una habitación cerrada y cuyo criterio de éxito reside en hacerlo mejor en un estrecho repertorio de pruebas estandarizadas bajo presión de tiempo. 

6. El sentimiento de agencia o de autoría en el aprendizaje resultará seriamente dañado tras el paso por la educación formal. El niño y el joven tendrán dificultades para definir sus propias metas, objetivos, buscar y disponer recursos, organizar su tiempo y valorar los resultados de su trabajo y esfuerzo, porque todas esas funciones ejecutivas y cognitivas  estarán  asumidas por  profesores y administradores que le llevarán de la mano a lo largo de toda su educación formal. 

7. El rango de actividades a las que tendrá acceso el estudiante será limitado y con un sesgo desproporcionado a favor de las habilidades más analíticas y verbales. La música, la pintura, el teatro —el arte en general—, el desarrollo físico, la armonía y gracia de los movimientos, y las mismas habilidades de comprensión emocional introspectivas y empáticas quedarán relegadas a un segundo plano o confinadas a las actividades extracurriculares, con independencia de las preferencias o disposiciones del niño. 

8. El niño creerá que la educación y el aprendizaje son sucesos que ocurren tras los límites de los muros de ciertos edificios o tras las vallas de ciertos recintos. Las variedades más informales, improvisadas y emergentes del aprendizaje quedarán marginadas. El entorno de la familia, los amigos, los grupos deportivos y el entorno cotidiano se asociarán más débilmente a la idea de aprendizaje y desarrollo personal. 

9. El joven se volverá averso al riesgo intelectual derivado de pensar en opciones distintas y exponerlas racionalmente, porque no serán habilidades recompensadas por las calificaciones, ni promovidas directamente por los profesores, ni deseadas por la burocracia del sistema, que busca la homogeneización y la reducción de la incertidumbre. 

10. Las habilidades de trabajar en equipo y de negociar quedarán atrofiadas o tendrán que ser desarrolladas más adelante en el mundo exterior. En el colegio, el éxito se mide y se recompensa según la habilidad de seguir las reglas establecidas por otros. Hay poco o ningún espacio a la negociación o la discusión ni tampoco necesidad de establecer alianzas y crear relaciones ventajosas para lograr los objetivos individuales. 

11. Disociará y hará más profunda la distinción entre práctica y teoría. Verá que las habilidades y conocimientos que son útiles en el mundo académico son sustancialmente diferentes de las necesarias en el mundo del trabajo, las relaciones personales y la vida en general. Esto hará que desprecie en parte el pensamiento racional y científico, por su aparente falta de aplicación; o bien intentará aplicar recetas y grandes ideas intelectuales indiscriminadamente y con poco realismo. 

12. Aprenderá a humillar y ser humillado por no saber. Aprenderá a reírse de los que se comporten de manera diferente o cometan errores en clase. 

13. Aprenderá a hablar en lenguajes esotéricos que no comprende. Por otra parte, si vive en España es casi imposible que llegue a hablar con cierta fluidez en lenguajes naturales como el inglés o el francés. Priorizarán la gramática y el vocabulario sobre el oído, las construcciones básicas y la práctica. Probablemente estudien el idioma fuera del contexto de un proyecto o meta personal. 

14. Pensará que aprender es ser capaz de repetir. El colegio es una herramienta de repetición de saber acumulado. Las evaluaciones dependen de la fidelidad y rapidez con la que el niño sea capaz de reproducir el conocimiento vertido por el profesor. Si lo hace perfecto, sin omitir una coma, tiene un 10; si se le ha escapado algún elemento, un 9; si ha reproducido con éxito la mitad, un 5, y así sucesivamente. No se pide elaboración o poner la información en el contexto más amplio del conocimiento del alumno o el cuerpo general del conocimiento.

15. Aprenderá a vivir con ideas inertes, no relacionadas con su experiencia vital, de las que no conoce su origen, ni cómo se relacionan con otras ideas en otras disciplinas, ni si tienen alguna aplicación más allá de quedar bien en las pruebas estandarizadas. 

16. Creerá que existen “pepitas de oro informacionales”. Estará siempre a la caza del dato, de la receta, del procedimiento concreto, preciso y seguro que le resuelva la papeleta en el siguiente examen. 

17. Creerá que saber algo es dar una respuesta inmediata. Se necesita cierto tiempo para recuperar la información de la memoria, para generar asociaciones, para buscar y para reflexionar, pero en la escuela no esperarán. 

18. Las habilidades de autorregulación o autogestión se atrofiarán. Estará regulado por sus profesores. En el futuro, por sus jefes. Reaccionará al palo y a la zanahoria más que a sus propios intereses.

19. Jugará siempre juegos seguros. Aprenderá a evitar los errores y procurará siempre parecer magnífico a ojos de los padres y profesores. 

20. Perderá el contacto con su corazón. Nadie le pedirá que piense qué quiere verdaderamente hacer con su vida ni le animará a que inicie una exploración. Al final de su educación formal estará tan alejado del centro capital de sí mismo que tendrá que iniciar un largo viaje y quizá una travesía del desierto para encontrarse consigo mismo. 

21. Invertirá las proporciones correctas en el aprendizaje: creerá que son “Una tonelada de teoría, un kilo de reflexión, un gramo de experimentación”; las óptimas son “Un gramo de teoría, un kilo de reflexión, una tonelada de experimentación”. 

22. Las modalidades más lentas y contemplativas de la mente quedarán probablemente excluidas del repertorio cognitivo del alumno. La presión de tiempo, el afán de cumplir los programas y el entrenamiento para exámenes y otras pruebas estandarizadas dificultarán que el alumno se tome el tiempo suficiente para asimilar, digerir y comprender las ideas en profundidad. 

23. Aprenderá que la contemplación y la generación de enfoques y opciones son contraproducentes a la hora de maximizar las calificaciones académicas. La profundidad y la originalidad no suelen ser valoradas o recompensadas por los tests o los profesores. 

24. Necesitará muchos años para recuperarse de su educación. Cuanto más lejos haya llegado en el proceso educativo formal, más tiempo de recuperación necesitará. Algunos jamás se recuperarán. 

25. Es probable que evite la actividad intelectual durante el resto de su vida, pues confundirá el ser estabulado con aprender. Y nadie quiere ser estabulado. 

26. Se verá aislado de una gran parte de la población humana: se relacionará casi en exclusiva con gente de su edad, ubicación geográfica (dentro de la misma ciudad) y clase social. Esos serán sus criterios de socialización, no sus intereses personales o la afinidad emocional. Creerá que la famosa y políticamente correcta “diversidad” solo tiene que ver con la raza, el sexo o el grupo étnico.

27. No habrá aprendido a negociar. Porque en la escuela no hay casi nadie con quien negociar ni casi nada sobre lo que negociar. 

28. El concepto de aprendizaje autodirigido será para el niño tan extraño como el de imperativo categórico, hermenéutica de la conciencia o moscas samaritanas. 

29. Tu hijo estará mal preparado para convertirse en el tipo de trabajador creativo, autogestionado y con iniciativa que se demanda en los puestos que generan alto valor añadido en la economía del conocimiento. Y peor preparado incluso para crear su propio trabajo como trabajador por cuenta propia o empresario. 

30. Tendrá dificultad para tolerar la ambigüedad y los conceptos borrosos. Aprenderá a querer saber qué es lo que se espera exactamente de él, a cómo ir del punto A al Z pasando por el B, C, D, E… sin perderse por el camino. 

31. Tu hijo estará expuesto al acoso escolar. Una parte no despreciable de los escolares declaran haber sometidos a distintos grados de acoso. Durante las horas escolares tú no estarás ahí para ayudarle o protegerle. 

32. La escuela no tratará a tu hijo como un individuo. Será una pieza más en la cadena de montaje. Algunas piezas salen defectuosas. El sistema lo acepta y lo tolera. Reza porque tu hijo no sea una de esas piezas.

33. No recibirá la atención personalizada e individualizada que necesita. Los profesores tienen limitaciones de tiempo, atención y capacidad. Por muchos recursos cognitivos y materiales que tengan, los tienen que racionar entre decenas de alumnos. 
Media hora que dediques un día a las necesidades de aprendizaje de tu hijo es más que lo que un maestro puede dedicar a tu hijo en dos o tres semanas. Y lo que dedique el maestro será un tiempo fragmentado en pequeñas intervenciones: simplemente no puede dedicar media hora seguida a nadie. Tampoco conoce a tu hijo mejor que tú. 


miércoles, 8 de octubre de 2014

Hablemos de los malo del homeschooling - Carnaval de blogs




Además ha propuesto un tema interesantísimo: Hablemos de lo malo del homeschooling.

Sé que no hablamos mucho de lo malo del homeschooling porque de eso ya hablan los que no lo hacen, especialmente los que no lo conocen, los que tienen prejuicios, los que pretenden imponer su visión del mundo a los demás. Por eso, creo, los que educamos en casa y además escribimos y hablamos sobre el tema, tendemos a destacar sólo lo positivo, que es mucho. Como dijo Silvia"Una cosa es que pensemos que el homeschooling es bueno, y otra es que digamos que es fácil, o que carezca de dificultades y obstáculos. Pero el que tenga sus puntos débiles no lo hace malo. Nosotros vemos el homescholing como algo muy beneficioso, una bendición."

Hace unos días hice un vídeo improvisado sobre lo malo del homeschooling.





Si me pongo a pensarlo seriamente y honestamente, hay tantas cosas malas que no sabría por dónde empezar así que lo haré por orden cronológico.

1) La soledad. Eso me pasó al principio. Cuando vivía en un sitio donde casi no había homeschoolers. Cuando fui a un encuentro donde había unas 100 familias y me di cuenta de que no tenía nada en común con ninguna de ellas. Nada excepto el hecho de educar sin escuela. Así que durante un tiempo me sentí muy sola. Me relacionaba con gente escolarizada con la que me llevaba muy bien y tenía cosas en común pero con la que no podía hablar de homeschooling, porque no lo entendían. Si hablaba, tenía que hablar de lo bueno, "vender la moto" como se dice coloquialmente. Pero lo que yo necesitaba era hablar de todas mis dudas y todos mis miedos. Internet me salvó un poco de eso.

2) La incomprensión. Obviamente, va muy relacionada con la soledad. Yo me he sentido muy incomprendida tanto entre gente escolarizada como entre gente no escolarizada. Eso tal vez ha sido lo peor. Darme cuenta de que realmente no puede haber una tribu homeschooler porque siempre hay quien viene a decirte que lo que tú haces no es homeschooling, o que deberías hacer o dejar de hacer X cosas, o que tú sólo quieres lucrarte con el tema (ya me ven, escribo esto desde mi mansión de tres pisos del Caribe). Y fuera del colectivo, ni lo comento. He tenido que oír las estupideces más grandes que os podáis imaginar. (Insisto: no soy Amish, ni vegetariana, ni me creo superior a nadie).

3) La desescolarización interior. Sí, eso fue muy difícil y por eso me alegra poder ayudar a otras personas con mis cursos. Al principio me sentía muy mal si hacía ciertas cosas en horario escolar. Mi inercia escolar era mi peor enemigo; la vocecilla que decía "deberías..." o "no deberías...". Y chocarme con la pared que parecía ser mi hijo cada vez que yo había hecho unos planes maravillosos y él los tiraba por tierra. Aprender, como dice Sandra Dodd, a centrarme en la persona que mi hijo ES y no en la IDEA que yo tenía de quien debería ser.

4) La legalidad. Creo que ésta es la causa principal de que nunca hablemos de lo malo del homeschooling. Aquí no es legal. Aquí nos jugamos mucho. Aquí no podemos permitirnos el lujo de hablar de nuestros miedos. Cuando vengan los servicios sociales y nos digan: "pero no socializa". ¿Cómo vamos a decirles que, es cierto, a veces tenemos ese miedo, a veces nos cuesta sacar al niño de casa y hacer que se relacione con otros niños? ¿Cómo vamos a decirles que sí, que por culpa de que somos una minoría invisible a veces también pensamos si nos estaremos equivocando, si les estaremos privando de algo importante? No hablo por mi ahora, que lo tengo muy claro. Hablo por la que yo fui hace unos años y por la que mucha gente es ahora. Por toda esa gente que me escribe y me dice "gracias por poner palabras a lo que pienso y a lo que siento, a lo que no me atrevo a decirme ni a mi mismo".