viernes, 9 de agosto de 2013

Fin del colecho





Creo que nunca olvidaré la cara de alarma y asco que puso la psicóloga del juzgado cuando le dije que mi hijo dormía conmigo. En la misma cama. A solas. Dijo que le estaba perjudicando haciéndole asumir el papel de mi pareja, que obviamente no le correspondía, y le pronosticó graves problemas sexuales al crecer. Que el niño fuera un lactante de seis meses era un detalle que no le importó.

"¿Y qué vas a hacer?" me preguntó "¿dejarle en tu cama hasta que quiera irse?".

"Sí, por supuesto" le dije, y aquí me miró como si acabara de decir que tenía un plan para dominar el mundo y someter a la humanidad a mis perversos vicios.

Han pasado ocho años.

Damián ha comprado una litera, sábanas y almohadas con su propio dinero, ha decorado la habitación a su gusto y se ha largado de mi cama. Por las noches se acuesta, hojea un par de libros y se duerme. Claro que, algunas veces, sólo algunas, quiere volver.






"¿En tu cama o en la mía" me dijo el otro día.
"En la tuya, querido, que me molan las sábanas de las Tortugas Ninja". Y el póster de Johnny Depp, aunque eso no se lo dije. Así que me prestó su litera de abajo y además me echó la bronca porque estaba twiteando cuando debía haber estado durmiendo. ¡Ah, pequeño tirano, esto no lo has aprendido de mi!








Aún es pequeño para saber si se cumplirán las previsiones de la psicóloga pero hasta la fecha sólo puedo hablar bien de la experiencia del colecho. Es bueno para el descanso, bueno para la lactancia, bueno para el desarrollo emocional y bueno para el frío del invierno. Y aunque a mi me gusta dormir sola, he disfrutado hasta la última noche de estos ocho años, porque sabía que tarde o temprano se acabarían y, desde luego, no tan tarde como daba a entender la cara de la psicóloga. Desde aquí le mando un cariñoso saludo: si me lees, hazle un favor a la humanidad y dedícate a otra cosa, querida, que las custodias dependan del criterio de gente como tú es un peligro para la supervivencia de la especie.


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Más -y buena- información sobre el colecho en Crianza Natural.







2 comentarios:

  1. Yo he colechado con mi hija hasta que ella quiso. Ha sido a los tres años porque ha pasado a la habitación con su hermano mayor. Si alguna noche quiere venir con nosotros no hay ningún problema. Estoy segura que la estabilidad emocional de mi hija no está en juego, ja,ja.

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  2. Ya?? Uy.... voy a ir haciéndome a la idea... :)

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