Hemos sufrido tres días de jet lag en Nueva York, con rachas de viento de 40 km/h y cero grados de temperatura, así que no ha sido exactamente super divertido. No obstante, Manhattan es de esos lugares que nunca está de más visitar; hay que ir, ni que sea una vez en la vida.
En el hotel tuvimos que esperar tres horas en el hall, porque la puerta de nuestra habitación se estropeó y no podíamos entrar. Para compensar, nos regalaron puntos suficientes para disfrutar de una noche gratis en otra ocasión y tuvimos desayuno gratis todos los días que estuvimos allí. Lección aprendida: no hay mal que por bien no venga.
Después Damián se disculpó y confesó que había rezado para que sucediera algo que evitara la visita que había programado al museo Intrepid, porque estaba agotado y no quería ir a ningún lado. Lección aprendida: cuidado con lo que deseas, que se puede cumplir de modos insospechados (e indeseados).
Jugando en el parque de Madison Square |
En el bus turístico. Detrás, uno que se intenta ganar la vida como puede. |
Antigua sinagoga judía reconvertida en templo budista en Chinatown |
En el zoo de Central Park |
Nuestra primera vista al cruzar la frontera de Texas con Mexico ¡Bonito recibimiento! |
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