Parece ser que a la mayoría de los niños, al llegar a cierta edad, les gusta montar puestos callejeros para vender los juguetes que ya no usan. Damián decidió hacerlo ayer, así que cogió una caja de cartón, seleccionó los juguetes que eran susceptibles de ser vendidos y les puso precio: entre 5 y 20 céntimos de euro.
Tuvo que aprender a devolver el cambio, por si alguien no le pagaba con el dinero justo. Estuvimos pracitcando con monedas y escribiendo los números en un papel. (Traducción para los que tenéis la mente escolarizada: esto fue una "clase" de matemáticas en domingo). Más o menos le quedó claro, pero decidió llevarse un silbato a su puesto callejero por si necesitaba mi ayuda.
Lo que no tuvo en cuenta es que en invierno no pasa gente por nuestra calle. sólo hay seis casas habitadas, así que imaginad el movimiento que tenemos por el vecindario... Al final, tomó la decisión de probar suerte otro día, pero en el pueblo.
¡Qué bueno! Me han encantado los precios que puso. Lástima que no pasara nadie por la calle; a ver si hay más suerte en el pueblo...
ResponderEliminarUn beso.
Es cierto, creo que todos hemos pasado por esa etapa comercial... jajaja
ResponderEliminarEspera que crezca un poco y veras los negocios tan excentricos que se le van a ocurrir.
Los míos fueron a negociar con la papelería del pueblo para que vendiera sus creaciones artesanales (fue un negocio ruinoso en lo economico pero muy bueno a nivel formativo). Luego pasaron a la cuestión culinaria... y "abrieron" una fabrica de patatas fritas por que según decían la gente gasta más dinero en comida que en los demás ... tampoco sacaron ganancias... es que las patatas estaban demasiado buenas... jajajaja
Desde la distancia mis mejores deseos para su espíritu emprendedor.
Cariños inmensos,
Que arte!!!!Que pena que no pusiera la tienda en Sevilla...yo le compraria seguro.Besos
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