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Hemos sobrevivido, que no es poco. A la crisis, al volcán islandés y a los controladores aéreos, que nos pillaron en tierra. Hemos sobrevivido a los lunes que querían ser domingo y a las tardes al sol de nuestro primer verano sin barca que ha terminado demasiado pronto.
Hemos aprendido a leer y a escribir y hemos abandonado todas las actividades dirigidas: Kumon, baloncesto y karate.
Tenemos nuevos vecinos y una especie de custodia compartida entre madres solteras. Qué más se puede pedir...
Hemos descubierto a Pippi Langstrumpf, a Mary Poppins y a Harry Potter. Y hemos leído a Roald Dahl y a Gianni Rodari.
El dosmildiez ha sido un año agitado en el que nos hemos declarado abiertamente anti-escuela, le pese a quien le pese. Un año de entrevistas y de negociaciones que, como regalo de Navidad, nos ha dejado una polémica y muy comentada sentencia del Tribunal Constitucional. Quizás lo próximo sea el exilio. A ver cómo se porta el dosmilonce.
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