Conciliamos como podemos. Y podemos bastante porque queremos.
Me molesta bastante un poco que me digan que tengo suerte. Porque no es cuestión de suerte sino de prioridades. Nosotros hemos decididos que lo más importante era poder pasar tiempo en familia, poder educar a nuestros hijos sin escuela y poder trabajar en lo que nos gusta, sin jefes y sin imposiciones externas.
Y por eso vivimos así. Con todo lo bueno y todo lo malo que estas decisiones conllevan.
Lo fácil es quejarse, decir que no se puede y exigir que el gobierno ofrezca soluciones. Nosotros hemos optado por el camino difícil: tomar responsabilidad por nuestras vidas. Tomar decisiones no siempre fáciles y hacer encaje de bolillos con nuestros horarios, con los trabajos, los niños y todo lo demás. El camino fácil pero gratificante.
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